«No es difícil encontrar una tela, lo difícil es encontrar la adecuada con el tacto, el pedido mínimo y el estilo que le gusta al cliente. A menudo comparo docenas de muestras para tomar una sola decisión».

«Cuando calculo los costes, siempre me pregunto: si yo fuera el cliente, ¿qué tipo de presupuesto me gustaría ver? Claro, razonable y bien explicado. Eso es lo que intento conseguir cada día».

«Gestionar los problemas posventa nunca es fácil. Pero cuando los clientes sienten que estamos resolviendo los problemas, en lugar de eludirlos, no me importa dedicar más tiempo a la comunicación».

«Una vez, un envío se desvió de su ruta. Me quedé despierto toda la noche buscando una solución y lo redirigí a través de otro puerto. El cliente ni siquiera se dio cuenta, y ese es exactamente el resultado que yo quería».

«Hago un seguimiento de docenas de pedidos cada día, y mi mayor temor es pasar por alto algún detalle. Estoy atento a todo hasta que los productos llegan realmente a manos del cliente».

«Un cliente revisó una muestra seis veces antes de quedar satisfecho, y lo entendí perfectamente. Si yo estuviera lanzando una marca, también querría que la primera pieza fuera perfecta».

«Si me equivoco al comunicar una sola frase a un proveedor, eso podría significar una devolución del pedido por parte del cliente. Por eso redacto cada correo electrónico de confirmación con sumo cuidado».

«Los clientes no pueden ver cómo inspeccionamos los productos, pero sabemos que incluso un pequeño defecto puede afectar a la reputación de su marca. Por eso siempre soy más exigente que el cliente».

«La ropa no es solo un producto que sale de una cadena de montaje, especialmente cuando está hecha a medida. Comprobamos cada detalle dos veces. Una vez, nuestro equipo trabajó tres noches seguidas hasta tarde para cumplir con un pedido urgente. Cuando el cliente dijo: "Me queda perfecto. Estoy muy contento", supimos que había valido la pena».

«Una vez, un cliente me envió un mensaje a las 2 de la madrugada para preguntarme por un pedido. Ya había terminado mi turno, pero le respondí de todos modos, porque sé que su negocio depende de nuestra puntualidad y transparencia».

«Cada día, competimos contra el tiempo. Empaquetar un poco más rápido y enviar con mayor precisión: esa es la promesa más sencilla que puedo hacer a nuestros clientes».

«Una vez, un cliente quería una bolsa que ya estaba agotada. Recorrí tres mercados y finalmente encontré algunas en un rincón de un almacén. Cuando recibió el pedido, me envió un mensaje diciendo: "Eres increíble". Ese momento hizo que todo el esfuerzo valiera la pena».